¿Tu hijo adolescente está sufriendo ansiedad?

¿No tienes muy claro si tu hijo adolescente está sufriendo ansiedad o si sus comportamientos son normales en esta etapa? La adolescencia es un período crítico en el desarrollo y crítico no significa negativo; significa diferente, especial, sensible, delicado y la manera como se atraviese este período puede ofrecer, o arrebatar definitivamente, posibilidades para el desarrollo integrado de la personalidad.

«La clasificación de los trastornos de ansiedad en la infancia aún no tiene un carácter definitivo. La mayoría de los niños que sufren trastornos de ansiedad son sujetos normales en la vida adulta y sólo una minoría terminará padeciendo algún trastorno. Esto se debe a que muchos trastornos emocionales pueden considerarse exageraciones de las respuestas normales del niño».(Trastornos de ansiedad en la infancia y en la adolescencia)

El objetivo de esta entrada es que puedas identificar si tu hijo adolescente está sufriendo ansiedad para que puedas detectarlo a tiempo y así le puedas ofrecer ayuda o buscar para él ayuda profesional.

¿Qué señales pueden evidenciar que tu hijo adolescente está sufriendo ansiedad?

A menudo durante la adolescencia muchas personas experimentan sus primeros ataques de ansiedad, estadísticamente alrededor de los 14 años es cuando se presentan con mayor frecuencia. Cuando no se interviene correctamente, comienza a desarrollarse de manera inapropiada una respuesta de ansiedad que puede llegar a ser permanente.

Los adolescentes sienten cómo de manera repentina dejan de ser niños para tener que empezar a ser más adultos, su cuerpo y su mente sufren transformaciones importantes en corto tiempo. Se encuentran ante la necesidad de afianzar su identidad, definir sus gustos e intereses y en ocasiones esto implica ir en contra de lo que han querido y valorado anteriormente.

Lo anterior sumado al estrés y la presión de los padres, los amigos, el colegio y la sociedad, las dificultades que pueda tener la familia, junto con el rápido desarrollo de su cuerpo, se convierte en un caldo de cultivo para la ansiedad.

A continuación te presento algunos de los síntomas que pueden evidenciar que tu hijo adolescente tiene ansiedad.

Los cambios en los hábitos alimenticios

Si tu hijo adolescente ha estado experimentando tensión durante un período importante de tiempo puede cambiar sus hábitos alimenticios. ¿Ahora come mucha menos cantidad? ¿Existen alimentos que rechaza de manera exagerada? ¿Tiene menos apetito? ¿Evita comer en familia? ¿Juega con la comida para finalmente dejarla en el plato? ¿La comida le produce asco? ¿Hay signos de un trastorno alimentario? ¿Hay aumento de peso o pérdida de peso?

Los cambios de humor

Si bien los cambios de humor en la adolescencia son habituales, su intensidad y frecuencia pueden ser síntomas de ansiedad. Es habitual en esta época que se presenten estallidos de ira, rabietas o ataques de llanto, comunes también en niños pequeños. Sin embargo, cuando la presión llega a ser demasiado grande y se siente ansiedad, la impulsividad, agresividad, ataques de ira y llanto pueden ser la única válvula de escape, convirtiéndose en una respuesta constante e intensa ante cualquier adversidad.

Los cambios en los hábitos de sueño

Si tu hijo adolescente comienza repentinamente a cambiar los hábitos de sueño, a no poder conciliar el sueño, o no dormir, tener pesadillas constantemente o sobre un tema repetitivo, puede ser debido a la ansiedad. El estrés, la preocupación y la ansiedad por dormir mal y no conseguir dormir lo suficiente puede afectar su vida diaria ya que sus síntomas empeoran. Adicionalmente los afecta en el desempeño en el colegio y en sus actividades diarias, situación que aumenta su sensación de frustración.

Erupciones en la piel

El estrés propio de esta etapa evolutiva puede manifestarse como inflamación de la piel, acné o erupciones cutáneas y el empeoramiento de la psoriasis, esto es debido a la liberación de cortisol en la sangre.

Comportamiento

Si tu hijo está experimentando ansiedad, la sensación puede llegar a ser tan abrumadora para él que puede dar lugar a comportamientos como:

Conductas de riesgo como abusos en el consumo de alcohol, drogas y promiscuidad.
Quejas físicas frecuentes y variadas para las que no se encuentra enfermedad causal.
Mucha preocupación por temas cotidianos, manifestada abiertamente por tu hijo.
Rendimientos inadecuados a pesar de su esfuerzo, quejas de dificultades de concentración y atención.
Dificultad para enfrentarse a actividades propias de su edad y evitación de las mismas (actividades extraescolares).
Aislamiento social y búsqueda de actividades lúdicas solitarias.

.¿Qué puedo hacer?

Hazle saber que puede contar con tu apoyo pero dale espacio y respeta sus necesidades, decisiones y cambios, no lo agobiee, permite que decida. No tienee la respuesta para todos los problemas o necesidades de tu hijo, él o ella debe aprender a buscar sus propios recursos y el primer paso es sentir que sus padres confían en que efectivamente puede hacerlo.
Hazle saber que confías en él o ella y que reconoces que todos hacen parte de la situación, que tu hijo no tenga la sensación de ser un problema o una carga para la familia.
Busca comprender para qué tu hijo se comporta como lo hace, tal vez sea una manifestación de las dinámicas inadecuadas que se dan al interior de la familia.
Es necesario revisar y mejorar la comunicación familiar, fomentar la expresión de sentimientos y la comunicación de estados afectivos. Aprender a reconocer y compartir cómo nos sentimos evita que todas esas emociones se guarden hasta que explote como una olla a presión.
Cuanto más rápido te ocupes de la ansiedad de tu hijo, mayor será la probabilidad de que él o ella se liberen rápidamente y no le queden secuelas. Si ves que tu hijo no mejora, busca ayuda profesional.

A continuación un ejercicio mindfulness para conectar con las emociones a través de la respiración que pueden ayudarte a tí y a tu hijo a tener mayor claridad sobre lo que se sienten.

Clic en la imagen para escuchar el ejercicio