¿Sientes que los pensamientos tóxicos, negativos, indeseables se apoderan de tí con mayor frecuencia y fuerza? No eres la única persona a la que le sucede. La falta de control de la mente y de los pensamientos es un mal de nuestro tiempo. Muchas personas cuando llegan a consulta me dicen: parece que mi mente se ha vuelto loca. Esto lo dicen además con angustia y acompañada de la ausencia total de cualquier estrategia para hacer que sea diferente.
En las entradas Pensamientos tóxicos que te están destruyendo y Más pensamientos tóxicos que te destruyen has podido identificar algunos de los pensamientos más habituales que habitan tu mente. Es muy probable que estos pensamientos estén más presentes en tí de lo que te gustaría o incluso de lo que logras darte cuenta.
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¿Crees que tienes el poder de cambiar tus pensamientos?
La sensación de control que tienes sobre tu vida depende de tu locus de control. Existen dos tipos de personas, aquellos que tienen locus de control interno y los que tiene locus de control externo.
En psicología el locus de control interno (LCI) se refiere a la percepción que tiene una persona de que los eventos ocurren principalmente como efecto de sus propias acciones, es decir, la percepción de que ella misma controla su vida. Tal persona valora positivamente el esfuerzo, la habilidad y responsabilidad personal.
En el locus de control externo (LCE) la persona percibe que los eventos ocurren como resultado del azar, el destino, la suerte o el poder y decisiones de otros. Es decir, éstas personas perciben que los eventos no tienen relación con el propio desempeño, que los eventos no pueden ser controlados por esfuerzo y dedicación propia. Tal persona se caracteriza por atribuir méritos y responsabilidades principalmente a otras personas.
Puedes hacer que tus pensamientos cambien radicalmente. Eso si, en primer lugar es necesario que tomes consciencia de cuál es tu locus de control. Te propongo algunas estrategias que te ayudarán a retomar el poder sobre tus pensamientos para que dejen de ser éstos quienes te controlen.
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1.Hazte buenas preguntas.
Un LCE se pregunta: “¿Y por qué a mí?” “¿Y por qué yo?” “¿Y por qué ahora?” mientras que un LCI se pregunta: “¿De cuál de mis zonas de confort me está obligando a salir esta situación?” “¿Qué hice o dejé de hacer para llegar a este punto?” “¿Qué tengo que hacer diferente?”
2. Valora lo que tienes.
Los LCE están enfocados a todo lo que le faltan. Sólo se fijan en lo que no tienen. Si quieres transformar tus pensamientos es necesario hacer todo lo contrario: valorar y apreciar todo lo que sí tienes, y no quejarte por lo que no tienes, sino buscar realizar cambios que te permitan conseguirlo.
3. Crea un ambiente coherente con lo que quieres sentir.
Pasa tiempo con gente que te anime, que te de buena energía y te ayude a ver el lado bueno de las cosas. Siempre puedes ver el vaso medio lleno o medio vacío, la elección es tuya.
4. Céntrate en las soluciones.
Ten una actitud proyectada a solucionar los problemas, a buscar manera de resolverlos, “¿qué puedo hacer yo para cambiar mi estado ante esto que me sucede?”.
5. Controla tus pensamientos negativos.
Cuanta más atención prestas a un pensamiento más lo refuerzas, más lo alimentas. Sigue estos pasos:
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Identifica exactamente cuáles son los pensamientos tóxicos. Puedes ver las entradas Pensamientos tóxicos que te están destruyendo y Más pensamientos tóxicos que te destruyen para conocer algunos de los más frecuentes.
Ejercicio: Toma una hoja de papel y por 5 minutos escribe todo lo que se viene a tu cabeza. Deja un espacio en la hoja entre un pensamiento y otro. Una vez pasados los 5 minutos, observa y agrupa los pensamientos que has tenido por temas y verás así cuáles son los tipos de pensamientos que más energía te demandan. Afirmaciones como “Estoy triste” o “Me siento mal” están más relacionadas con emociones. Un pensamiento es: esta mañana Fulano no me saludó y seguro que no querrá volver a saber nada más de mi.
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En el espacio que has dejado entre un pensamiento y otro puedes escribir estas preguntas y responderlas. Las preguntas son: ¿Ha ocurrido alguna vez esto que pienso? ¿Cuál es la probabilidad de que exista otra interpretación para esta situación? ¿Qué otras maneras existen de interpretar esta situación? ¿Este pensamiento me ayuda a lograr mis retos o resolver las dificultades que me aparecen? ¿Con este pensamiento me siento mejor? ¿De qué me sirve este pensamiento?
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A medida que practicas este ejercicio, la próxima vez podrás hacerte estas preguntas de manera automática cuando aparecen pensamientos tóxicos y notarás que rápidamente pierden su poder de hacerte daño.
6. Sé paciente.
Los cambios no ocurren de la noche a la mañana. Si quieres lograr algo realmente valioso en tu vida es necesario persistir, insistir y no desistir. Necesitas re-educar tu mente y deshacer el entramado pesimista y negativista en el que has crecido. Puedes crear otra forma de pensar, esta vez orientada al locus de control interno. Eres el resultado de tus decisiones.
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