Pasa el tiempo y casi sin darnos cuenta ha llegado septiembre. Para muchos el fin de sus vacaciones, mientras que otros disfrutan aún de algunos días libres. Es en todo caso, el momento del año en el hemisferio norte en el que inician los calendarios escolares y volvemos a conectar con la rutina y la cotidianidad.
Y en este tiempo de lectura despreocupada y por puro placer me encontré un tesoro que me hizo reflexionar. Después de leer el cuento que abajo te comparto me dí cuenta de la lucidez con la que Julio Cortazar (1914-1984) nos invita a pensar y quiero compartir contigo mi reflexión.
Tiranía del tiempo
Al volver a la rutina y la cotidianidad me encuentro de nuevo con la tiranía del tiempo. Hemos creado un estilo de vida en el que corremos para todo, para llegar a tiempo al trabajo, para llegar a clases, para llegar a la hora de comer, y así multitud de horarios que cumplir a lo largo del día. Y ¿quién nos marca la pauta? el reloj, éste es el instrumento de dominio al que hemos aceptado rendir cuentas.
Me doy cuenta que soy la primera en seguir su tiranía, tengo una hora exacta a la que me despierto cada día y no la que me pide el cuerpo, sino la que marca el despertador. Tengo unos tiempos definidos para meditar, ejercitarme, desayunar y prepararme antes de salir, y así para un sinfin de actividades a lo largo del día.
El cuento de Cortazar me lleva a fijar más mi atención a los ritmos de mi cuerpo, a los que creía atendía, y me invita a dejar de atender de manera tan constante al reloj porque al final termino siendo de su propiedad.
Psicología para la Acción
Esta semana te propongo un reto para ocuparte más de tí, de tu cuerpo, de tus necesidades y sobretodo de tomar más consciencia de qué tan dueño eres de tu propio tiempo.
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