A la hora de buscar aumentar tu bienestar emocional es esencial reconocer y satisfacer las necesidades que te llevan a vivir de manera más libre y auténtica. En la entrada Lo que no sabes sobre tus necesidades has podido explorar la necesidad de amar y ser amado, de sentirse útil para algo o para alguien, la necesidad de realización y autonomía; las tres primeras de las cinco necesidades esenciales para el bienestar emocional propuestas por A Moreau en su libro Ejercicios y técnicas creativas de gestalterapia. Hoy te propongo explorar las últimas dos necesidades.
¿Seguridad a cualquier precio?
La palabra seguridad se emplea en todos aquellos contextos donde pudiera haber inseguridad: seguridad social, seguridad de empleo, seguridad ciudadana. La amenaza de falta de trabajo da inseguridad. Huír de un empleo desagradable puede ser la solución de muchos problemas pero la falta de seguridad de encontrar otro hace que muchas personas que vienen a consultarme permanezcan mucho tiempo soportando condiciones opresivas o desagradables. Arrinconarse en una situación así produce angustia. Sobre todo, hay muchos que no tienen la energía necesaria para cambiar las condiciones que los limitan en su profesión. La búsqueda de la seguridad a cualquier precio puede resultar agobiante si nos lleva a una existencia monótona, de costumbres encasilladas. A fuerza de evitar los imprevistos, se corre el riesgo de desperdiciar la vida.
La necesidad de seguridad puede jugarte una mala pasada. De nuevo se trata de encontrar un punto de equilibrio. Si bien es claro que necesitas sentir seguridad y la buscas todo el tiempo, no es conveniente estar dispuesto a pagar cualquier precio por esa seguridad. Y es lo que mucha gente hace, quedarse en trabajos que odia, en relaciones tóxicas, cerca a padres manipuladores o en familias opresivas, sólo por una pizca de seguridad.
Necesidad de libertad
La considero opuesta a la necesidad de seguridad. Todo el mundo necesita libertad de acción en el trabajo, en su casa, en la calle. Algunos sufren porque se consideran limitados. Muchos se creen libres y en realidad, soportan una esclavitud de la que no se dan cuenta. No hay nadie completamente libre. El que quiera ser libre tiene que evolucionar y evitar la anarquía y la rebelión. El que tenga miedo corre el riesgo del conformismo y la sumisión.
El miedo es el polo opuesto a la libertad. Muchas veces las personas están atadas y limitadas por sus creencias, sus juicios sobre sí mismos y sobre otros. Sólo en la medida en que puedas empezar a explorar y ejercer tu propia libertad, podrás descubrir esencialmente quién eres, con todas las consecuencias.
Aprender a satisfacer tus necesidades
Una de las grandes diferencias entre las escuelas humanistas de la psicología (gestalt, rogeriana, existencial, son las principales) y la escuela cognitivo-conductual, dinámica y el mismo psicoanálisis, es que éstas útlimas se centran en trabajar con personas enfermas, con síntomas. Si no tienes un síntoma, no tiene sentido que les visites.
Sin embargo, las psicoterapias humanistas están no sólo pensadas para resolver situaciones conflictivas o sintomáticas, además favorecen en las personas el máximo desarrollo de su potencial. Es así como una persona, aunque no tenga síntomas o conflictos, puede con el acompañamiento de un psicoterapeuta humanista, explorar estás cinco necesidades e identificar el nivel de satisfacción real de ellas y alcanzar niveles mucho mayores de satisfacción. Así que no hace falta estar mal, tener problemas o síntomas para acurdir a terapia.
La psicoterapia humanista es una psicoterapia para el crecimiento, el autoconocimiento y la satisfacción personal. Es una pena que aún exista una total ignorancia sobre la labor de las psicoterapias humanistas y se siga creyendo que al psicólogo van los que están mal de la cabeza.
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