¿Eres de esas personas para quienes la ansiedad es una compañía permanente? Alguna vez te has preguntado que tal vez esas sensaciones de agobio, taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, sensación de amenaza, ganas de huir, sensación de vacío. Impulsividad, dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, pensamientos distorsionados e importunos, sensación de confusión, y un largo etcétera puedan estar ahí para ayudarte? ¿Te sorprende?
Para la psicoterapia gestalt, los síntomas cumplen una función positiva. Es decir, no significa que el síntoma sea bueno o que está bien que esté ahí. Significa que si un síntoma aparece es porque se ha encendido una alarma en el organismo. Existe algo que no va bien en tu vida y dado que no te has dado cuenta, tu sistema automático de alarma se enciende para protegerte.
Ya que tu cuerpo no cuenta con un sistema de luces o sonidos para indicarte que algo falla, como en las máquinas, tu organismo recurre al dolor, la tensión, la perdida de alguna habilidad o facultad para llamar tu atención.
El sistema de alarma se enciende con la intención de que hagas un stop, te invita a parar y observar, darte cuenta qué está sucediendo para que puedas cambiarlo y de este modo el síntoma deje de ser necesario.
Sin embargo en lugar de eso ¿que es lo que haces? Buscas por todos los medios hacer desaparecer el síntoma: el dolor, la ansiedad, el temor, etc.
Por ejemplo: Imagina que tienes en tu casa instalada una alarma para incendios. De repente la alarma empieza a sonar, es un sonido desesperante, agudo e intenso, tiene que ser así para que llame tu atención y transmita el sentido de urgencia. Cuando escuchas la alarma en lugar de buscar el fuego lo que haces es querer apagar la alarma con todas tus fuerzas, y dejas de atender el fuego. ¿Que sucedería? Al final se incendia completamente tu casa.
Es lo mismo que sucede a nivel psíquico. Tu mente, cuerpo y emociones se encuentran en incoherencia. Esa incoherencia produce dolor y malestar. Cuando ese dolor y el daño que te haces a tí mismo o el que permites que otros te hagan llegan a ser insoportable, se encienden tus alarmas, aparecen la ansiedad, la depresión, las ideas suicidas, las somatizaciones para llamar tu atención y corregir lo que necesites corregir.
Como en el caso del incendio ¿te parece coherente y acertado apagar la alarma? Seguramente tu respuesta es que no. Sin embargo es lo que haces a menudo o por lo menos es lo que la gente llega pidiendo a consulta: no quiero estar más así, quiero dejar de sentir ansiedad, no aguanto más mi angustia, todo se me cae, no puedo hablar sin gritar, etc.
No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad en todos los casos. La ansiedad o la angustia que sientes durante una época de tu vida puede ser muy diferente a la que has sentido en épocas anteriores. Cada persona, según sus características y su historia se muestra más vulnerable o susceptible a unos que a otros.
¿Qué puedes hacer para encontrar sentido a tu síntomas? en la entrada Descubre el sentido de tu sufrimiento te doy algunas pistas sobre como hacerlo.
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