A pesar de sus raíces lingüísticas en griego antiguo, el concepto de empatía es de herencia intelectual reciente. Si bien la empatía inicialmente fue abordada por disciplinas como la filosofía, es la psicología la que más ampliamente se ha ocupado de estudiarla, y aún así no es sencillo encontrar una sola definición al término. Sin embargo, existe un acuerdo no expresado abiertamente y es acerca del poder de la empatía, o de una respuesta empática, para amortiguar un impacto emocional intenso.
¿Qué es la empatía y de qué nos sirve?
Según la Enciclopedia Stanford, en el origen del término el sentir empatía por algo se relaciona con la necesidad de “captar su realidad espiritual subyacente a través de un proceso de identificación como la base principal para el reconocimiento de unos a otros”*.
Empatía en este contexto se entiende más específicamente como un fenómeno de «imitación interior»*, donde mi mente refleja las actividades mentales o experiencias de otra persona, porque reconozco su experiencia y puedo identificarme con ella. Aquí además podríamos hablar ampliamente de las neuronas espejo, sin embargo ese puede ser tema para otra entrada.
En entradas anteriores mencionábamos la importancia de compartir nuestros dramas, los impactos emocionales que recibimos, como una medida de protección contra el desarrollo de enfermedades graves tal cual lo propone el Dr. Hamer en sus 5 Leyes Biológicas. Ahora, de qué sirve identificarme, ser empático, con la experiencia del otro?
Para la persona que está viviendo el drama, sentir que otro lo acompaña en su experiencia es fundamental. La sensación de soledad, de incomprensión, de aislamiento refuerza la condición amenazante del conflicto que se está viviendo. Cuando un amigo, un familiar o nuestra pareja nos busca para contarnos algo que le ha sucedido y que califica como intenso o grave es fundamental centrarnos en los que siente, en lo que necesita y no lo que dice.
Por ejemplo. Una amiga nos pide vernos y nos cuenta que acaban de descubrirle una masa en el pecho y tendrán que hacerle pruebas para saber si hay peligro o no. Lo que más le ha impactado a nuestra amiga es la frase: “tendremos que hacer pruebas para ver si es cáncer” y ahora sólo piensa en que puede tener cáncer.
En lugar de decirle,»no te preocupes, son solo pruebas, aún no sabes que será, hay muchos tratamientos, muchas personas se curan», podría ayudarle mucho más si le preguntás ¿qué sientes? Miedo, angustia, ira, tristeza… permitirle a la persona que pueda reconocer su emoción, que pueda ponerle palabras, que sepa que está bien sentir y expresar su temores al respecto y sobre todo que no la juzgo y no le digo qué hacer.
Otra pregunta que puedes hacerle es ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por ti? Probablemente se sienta sola, necesite quien la acompañe a realizarse las pruebas o simplemente necesite con quien hablar sin sentirse juzgada. Centrarnos en lo que siente y lo que necesita esa persona que acaba de recibir un impacto es realmente lo que humildemente podemos hacer, porque desde una apertura amorosa y compasiva podemos dar acompañamiento real, que nuestra presencia efectivamente pueda amortiguar el impacto emocional.
Cuando tu te sientes aprendiz eres humilde y si eres humilde tienes apertura amorosa y si tienes apertura amorosa tienes cordialidad y si tienes apertura amorosa mas cordialidad tienes empatía, tienes simpatía, tienes resonancia, tienes comunicación fluida y tienes paz.
Cómo practicar empatía
La empatía es una habilidad que podemos desarrollar a lo largo de nuestra vida, aquí hay algunos consejos que puedes utilizar para practicarla :
- Cállate y escucha: Esto puede ser lo que más nos cueste, aún así es muy importante. Escuchar implica dejar que el otro hable y simplemente permitir que sus palabras pasen a través de tí sin luchar con lo que el otro dice. Independiente de que estés de acuerdo o no, en primer lugar permite que sus palabras lleguen a tí sin defenderte o bloquearlas. Esto significa dejar a un lado tus ideas preconcebidas y permitir que la persona que está hablando tenga la oportunidad de explicar cómo se sienten. Haz una pausa de unos 10 segundos antes de responder u opinar.
- Toma una posición contraria a la tuya: Una de las maneras más rápidas para afianzar una opinión es argumentar a favor de ella. Sin embargo, al escuchar a otra persona, trata de defender mentalmente los argumentos de ésta. Puedes hacerte esta pregunta ¿Si estuviera en sus zapatos me parecerían razonables sus opiniones?
- No te limites a saber, tratar de entender: La comprensión es clave para tener empatía. La comprensión es la diferencia entre saber algo y realmente empatizar con ésto. Si te descubres diciendo: «Yo sé, pero,» puede ser un indicador de que debes hacer una pausa un poco más prolongada y reflexionar al respecto.
Permite que la experiencia del otro pueda resonar en tus propias vivencias y si alguien está al borde de las lágrimas o te comprarte un dolor profundo, no trates de minimizarlo o quitarle importancia, responde en consecuencia, con compasión, generosidad y delicadeza y ofrecerle un espacio para sentir y expresar sus sentimientos.
Para terminar es fundamental una aclaración. Ser empáticos no significa resolver, evitar, cambiar, suprimir el dolor del impacto emocional. Únicamente podemos estar ahí, acompañar para que el otro no lo vida en soledad.
En la siguiente entrada veremos como desarrollar nuestras habilidades empáticas en la entrada Aumentando mi empatía.
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Referencias
* Stueber, Karsten, «Empathy», The Stanford Encyclopedia of Philosophy (2014), Edward N. Zalta (ed.),
URL http://plato.stanford.edu/archives/win2014/entries/empathy
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