Soportar la presión a la que cotidianamente se está sometido es, tal vez actualmente, una de las mayores preocupaciones. Existen tantas demandas de atención en el día a día: laborales, emocionales, sociales, que llega un punto en el que no sabes muy bien a qué y cuándo responder. Y te embarga una sensación de no poder cumplir todas tus tareas y propósitos. Quieres responder a todo, deseas cumplir con tus compromisos sin dejar de lado tus pasiones, tus sueños y a ti mismo.
Hoy te comparto cuatro pasos que te ayudan a gestionar la presión que puede estar pesando sobre tí.
Termina el entrenamiento
¿Tienes dificultades para terminar lo que empiezas? ¿Ante las dificultades en el camino abandonas? ¿Sientes que te piden más de lo que puedes dar? Los Navy Seal (escuadrón militar de élite) incorporaron como parte de su programa de entrenamiento, un proceso de 4 pasos que ayuda a los soldados a llevar mejor la presión en sus entrenamientos. Al incorporar este programa lograron mejoras instantáneas y consiguieron que un porcentaje mucho más alto de aspirantes terminaran el entrenamiento.
Reflexiona sobre los cuatro pasos aplicándolos a una meta, un proyecto, una responsabilidad o tarea que tengas actualmente o que estés por iniciar.
Paso 1. Definir la meta
Divide tu meta en fases o tareas concretas y a corto o mediano plazo. Si te fijas sólo en la meta final la verás tan lejana y dificil que terminarás abandonando. Si te vas programando día a día, semana a semana o te pones metas cortas, tienes logros más cercanos y frecuentes que alimentan tu propósito central. Y la sensación de logro que vas obteniendo a medida que alcanzas los pequeños objetivos alimentan su autoconfianza y motivación.
Paso 2. Visualizar la meta
Es un ejercicio simple que tiene potentes resultados. Necesitas todos los días tener una imagen nítida en tu mente en la que estás superando la meta. Normalmente visualizas todo lo contrario, das forma a todos tus miedos y posibles amenzas y de este modo las ves como reales.
En este paso utiliza esa capacidad que tienes para verte y sentirte cumpliendo la meta final, tu propósito final, ese al que apuntas con las metas a corto plazo del paso anterior. Los deportistas de élite tienen tan claro el poder de la visualización que en sus entrenamientos dedican importantes periódos de tiempo a visualizar paso a paso, movimiento a movimiento, cada una de las posturas corporales necesarias para obtener resultados perfectos.
Paso 3. Controlar el diálogo interior
En promedio una persona tiene un diálogo interno de 300 a 1000 palabras por MINUTO. En este paso tienes dos desafíos.
El primero tiene que ver con el contenido de este diálogo que suele ser negativo. Cada minuto te das unos cuantos mensajes como: no podré, no valgo, para que lo intento, otra vez perdiendo el tiempo, ni sé para que me meto, siempre estoy igual. El segundo desafío es que es tan automático que está practicamente fuera de tu control.
La alternativa que tienes es llenar tu mente de contenidos basados en afirmaciones para que sean los que tengas disponibles de manera automática. Cuando estés aprendiendo algo puedes decirte: cada día lo hago mejor, en lugar de decirte, soy lenta y torpe y no se hacer esto. No se trata de pensamiento positivo vacío, se trata de darle un nuevo uso al lenguaje, de describir el mundo desde un prisma diferente. Y de otro lado, es necesario que te acostumbres a fundar los juicios que tienes sobre tí mismo. Sobre cómo fundar los juicios escribiré más adelante, por ahora puedes hacerte esta pregunta ¿eso que he dicho es 100% cierto? ¿ha sido así siempre?
Por ejemplo cuando dices nunca hago nada bien. ¿Nunca haces nada bien? ¿Hay algo que te guste, que te salga bien o que te han dicho que está bien? Una sola cosa, cocinar un plato en especial, escuchar a un amigo, contar chistes. Algo harás bien. Entonces la expresión nunca hago nada bien es un juicio infundado, la evidencia demuestra que sí hay otras cosas que haces bien. Y si no se te ocurre nada que hagas bien, pudes preguntarlo a alguien que te conoce, esa persona te dirá algo que hagas bien.
4. Controlar la excitación
En situaciones de estrés tu cererbro produce adrenalina, cortisol y otros neurotranmisores que no te ayudan a sentirte bien y te impiden pensar con claridad. Sin embargo, a través del control de la respiración logras cambiar el funcionamiento de tu cerebro y haces que tus pensamientos puedan fluir con mayor claridad. Desplazas tu atención del problema, de lo que no puedes controlar, y llevas el foco en tu respiración, algo que si puedes controlar.
En las siguientes entradas puedes aprender más sobre cómo controlar tu respiración
Centrar la mente en menos de 1 minuto
Psicología para la Acción
La próxima vez que te encuentres en una situación de estrés, desplaza el foco del problema a la respiración, verás como tus pensamietnos fluyen de manera diferente y puedes encontrar soluciones creativas a esa situación que te perturba. Al pensar con mayor claridad tomarás mejores decisiones.
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