Si bien para algunas personas los retos que ha traído la pandemia, como trabajar desde casa, les han abierto una enorme cantidad de oportunidades, tiempo libre, mayor descanso o autonomía. Para la gran mayoría está siendo un tránsito retador.

Si trabajas desde casa es probable que te hayas empezado a dar cuenta que no todo funciona igual. Tal vez imaginabas que al estar en casa ibas a poder realizar muchas otras actividades con tu familia y esto no está siendo así.

Yo no era así

Una de las situaciones que están experimentando las personas que teletrabajan es sentir que no son los de antes. No son tan productivos, tan eficientes o tan activos como antes. Y lo que más les preocupa es lo que los demás ven en ellos, cómo los ven en la distancia.

Prácticas como enviar correos a altas horas de la noche o a primera hora de la mañana para demostrar que estás comprometido o te importa tu trabajo se están volviendo recurrentes. ¿Lo has hecho alguna vez? Y esto tiene que ver con la necesidad de cuidar tu imagen. Sin embargo, ¿es una manera saludable de hacerlo? A mi juicio no lo es.

La clave esencial para cuidar tu imagen

Existe una manera mucho más efectiva y saludable de cuidar tu imagen y es cuidar al otro. Así es. A los ojos de los demás, eres las promesas que has cumplido. Entonces a partir de ahora te propongo que seas impecable en el cumplimiento de tus promesas.

Si preguntas sobre lo que más aprecian de ti o cómo te ven a las personas que están a tu alrededor, con las que tienes relaciones cercanas, filiales o laborales, te darás cuenta que harán referencia a cómo te has comportado con ellos. Por ejemplo, pueden decir: Eres responsable, puntual y servicial. Y esto tiene que ver con que cuando te comprometes con algo lo cumples (responsable), si dices que llegas a una hora ahí estas (puntual), si te das cuenta que puedes ayudar a alguien le ofreces tu ayuda y lo haces (servicial). En resumen, cumples tus promesas.

Psicología para la Acción

Y estas promesas son mucho más poderosas cuando están vinculadas a lo que el otro realmente necesita y no a lo que tú imaginas que el otro quiere o necesita. Lo más probable es que tu jefe no necesita que le respondas a un correo electrónico a las 10pm para ver que estás comprometido con tu trabajo, lo que necesita es que te hagas cargo de los resultados a los que te has comprometido y para esto necesitas.

1. Tener muy claro qué es lo que el otro espera y en qué condiciones y aunque te parezca obvio, no siempre lo es. ¿Sabes lo que tu jefe espera de ti? ¿Sabes lo que tu pareja espera de ti? ¿Lo que tu hijo/a espera o necesita? ¿Lo intuyes o te lo dijo directamente? Asumir, intuir, dar por obvio es un gran error en la comunicación. Entonces a qué esperas para preguntarlo.

2. ¿Revisas tus tiempos, tus recursos, tus capacidades y posibilidades antes de hacer promesas? Este también es un factor esencial. No puedes hacer promesas que no vas a cumplir, hacerlo es una vía directa al deterioro de tu autoimagen y de las relaciones con los otros. Ni tu misma confiarás en ti. Saber que cumples hace que también confíes más en ti misma.

Para poder cuidar tus promesas es indispensable que tengas en cuenta los elementos del pedido. No puedes ir por ahí diciendo SI a todo lo que te piden sin tener en cuenta estos elementos básicos y de ellos te voy a hablar en las próximas entradas.

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