En esta exploración que hemos estado realizando por el desconocido mundo de las emociones, es esencial reconocer la función y propósito que cumple cada emoción. Hoy exploraremos juntos las emociones de miedo e ira. Las emociones son algo así como el equipamiento que traes para poder hacer frente a la existencia, para poder explorar el mundo y construir una vida propia. Sin embargo la relación que en general se tiene con ellas es de ambivalencia, incluso de rechazo frente a las emociones que consideramos negativas.
Te invito a explorar las entradas anteriores sobre las emociones para que puedas seguir el hilo de la exploración.
De mis estados de ánimo y otros aprendizajes
Emociones básicas, grandes desconocidas
¿Para qué tengo emociones?
La emoción tiene una función evolutiva y adaptativa. Cada una de las emociones tiene un propósito, una tarea esencial que cumplir. Ante múltiples situaciones en la vida cotidiana, tu respuesta racional es insuficiente. Sin embargo, la respuesta emocional es rápida, contundente, no pasa por todo el lento proceso que es el análisis o razonamiento.
En una situación en la que te sientes altamente amenazado, no te planeas empezar a pensar que tan amenazante es la situación o si es real o no. De repente, sientes como todo tu cuerpo reacciona en coherencia con la interpretación que haces del hecho como amenazante y todo tu cuerpo se pone en acción para defenderse, huir o hacer lo que corresponda. Ante situaciones intensas, reales o simbólicas, tu biología, tus emociones, toman el control y actúan cuando tú no puedes, no sabes o no respondes con prontitud.
Miedo
Cuando está en juego tu supervivencia aparece el miedo y de esa manera actúas en consecuencia con el propósito de salvaguardar tu vida. El miedo es un mecanismo perfecto para detectar y evitar cualquier amenaza. Su función es la prudencia. El miedo te prepara para huir de la amenaza: el ritmo cardiaco se acelera, la respiración es más rápida, la tensión muscular te prepara para correr, las pupilas se dilatan y la sudoración se dispara. Ante la ausencia de miedo aparece la temeridad y es cuando pones en peligro tu vida. Así como aparece una función postiva, la no expresión adecuada de cada emoción genera patologías. El bloqueo del miedo este se convierte en pánico.
Ira
Tu ira aparece ante la necesidad de corregir una situación que quiebra algún parámetro normativo valioso para ti y que su pérdida te resulta por tanto irritante y frustrante. Si crees que lo correcto es que te pidan prestado algo antes de tomarlo, usarlo o gastarlo y otra persona no lo hace, sino que simplemente toma lo que es tuyo y lo usa o lo gasta, lo más probable es que sientas ira. La intensidad de esta ira dependerá de lo importante que sea aquello que te han arrebatado o el valor que le des a la norma que el otro ha transgredido.
La ira es la emoción de la autoafirmación, la que permite que pongas límites a los otros. Cuando alguien abusa de otra persona tiene que ver con que la víctima no tiene definidos, ni ha hecho evidentes, los límites que el otro debe respetar. El motivo es mucho más amplio de explicar y no es el propósito de esta entrada. Ahora bien, tu ira te protege. Cuando se congela tu ira, es inadecuadamente contenida, mal expresada, se transforma en violencia y agresión. A mi juicio es la emoción más incomprendida y rechazada de todas las que hemos recibido en nuestro equipamiento fisiológico.
Sobre la ira encontrarás estas entradas en el blog. En estas entradas tienes diversos ejercicios para conectarte con tu ira y usarla a tu favor.
Expresa tu ira de manera segura, aprende cómo hacerlo.
La ira, haz que trabaje a tu favor
Sobre el amor, la alegría y la tristeza y hablaremos en la siguiente entrada.
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