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Sentir que no vales nada: por qué ocurre y cómo cambiarlo

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Hay momentos en los que te miras al espejo y sientes que no vales nada. Es como si todo lo que haces fuera insuficiente, como si cualquier esfuerzo fuera en vano. No importa lo que logres, porque en tu mente siempre hay una voz que te dice que podrías haberlo hecho mejor.

¿Te suena familiar? Muchas personas que llegan a mi consulta luchan con esta sensación de inutilidad, aunque por fuera parezcan tenerlo todo bajo control. Y ¿de dónde viene realmente este sentimiento? ¿Es una verdad objetiva o qué es en realidad?

Hoy vamos a analizar por qué sientes que no vales nada, de dónde surge esta creencia y, lo más importante, cómo puedes cambiarla para empezar a verte con otros ojos. Además, al final te comparto un directo en el que amplío el tema, por si deseas profundizar.

El origen del sentimiento de inutilidad

Este sentimiento no aparece de la nada. En la mayoría de los casos, es el resultado de una combinación de factores psicológicos, sociales y personales que se han ido acumulando con el tiempo.

Lo primero que necesitas comprender es que tu percepción de ti mismo no es objetiva. Muchas veces, los estándares que usas para medir tu valor no son realmente tuyos, sino que han sido impuestos por la sociedad, la familia o las experiencias pasadas.

Desde pequeños, nos enseñan que «valemos» en función de lo que hacemos o conseguimos. Si sacas buenas notas, vales. Si tienes éxito en el trabajo, vales. Si cumples con lo que los demás esperan de ti, vales. Y ¿qué pasa cuando no cumples con esos estándares? ¿Significa que dejas de tener valor?

El problema es que esta forma de pensar nos deja atrapados en un ciclo de autodesvalorización constante. Siempre te estarás evaluando y comparando con algo o con alguien, y en ese proceso, es fácil que termines sintiéndote insuficiente.

La trampa de la comparación: ¿Por qué nunca te sientes suficiente?

Una mujer con los ojos cerrados apoya la cabeza sobre las manos sobre un fondo de color melocotón. El texto sobre la imagen en español habla de la autoestima y de aceptarse a uno mismo sin condiciones para un auténtico cambio personal.

Imagínate que dices «soy buen cocinero». Eso, en realidad, es una evaluación. Pero ¿qué significa «buen cocinero»? Para responder, inevitablemente, te comparas con alguien.

Si piensas en una persona a la que se le quema hasta el café, te sentirás excelente. Pero si te comparas con un chef como Chicote, de repente, te parecerás un desastre.

Este mecanismo de comparación está presente en todo lo que haces, aunque no siempre seas consciente de ello. Siempre habrá alguien que haga algo mejor que tú. Y con las redes sociales, esto se ha convertido en un problema aún mayor.

Ves a gente viajando por el mundo, teniendo relaciones perfectas, alcanzando el éxito profesional y piensas: «Yo no tengo nada de eso, no valgo nada». Pero lo que no ves es que esa comparación es injusta, porque solo estás viendo una parte de la historia.

Si constantemente mides tu valor en función de lo que otros tienen o hacen, nunca te sentirás suficiente. La única comparación que realmente importa es contigo mismo: ¿Eres mejor que ayer? ¿Estás avanzando en tu propio camino?

La infancia y el impacto de los adultos exigentes

Otro factor clave en la sensación de no valer nada es la educación y el entorno en el que creciste.

Tal vez tuviste padres, maestros o figuras de autoridad que, en lugar de reconocerte, siempre esperaban más de ti. Da igual lo que hicieras, nunca era suficiente. Si sacabas un 9, ¿por qué no un 10? Si eras responsable, ¿por qué no más disciplinado?

Este tipo de mensajes dejan una huella profunda en la autoestima. Sin darte cuenta, empiezas a interiorizar que, para ser digno de amor o reconocimiento, debes cumplir con ciertos requisitos. Y cuando no lo logras, te sientes un fracaso.  Sin embargo, hoy parece que la educación se está yendo al otro extremo, felicitar y reconocer por todo y que hagan solo lo que les apetezca… pero eso es tema para otra entrada. Si te interesa toco este tema de alguna manera en la entrada El esfuerzo no es suficiente

Aquí hay algo importante que necesitas reconocer: el pasado no define tu valor. Aunque hayas crecido con esa exigencia, puedes aprender a verte de otra manera.

Es momento de empezar a cuestionar esas creencias que te han acompañado desde la infancia. ¿De verdad tienes que ser perfecto para valer? ¿Quién decidió qué es ser una persona valiosa?

El poder de resignificar el pasado y sanar para dejar de sentir que no vales nada.

Muchas personas creen que han superado sus heridas del pasado porque «ya aceptaron que fue así». Pero resignarse no es lo mismo que aceptarlo y aceptar  no es lo mismo que resignificar.

Cuando te resignas, simplemente asumes que algo pasó y sigues adelante, aunque en el fondo te siga afectando. Cuando aceptas y resignificas, en cambio, le das un nuevo sentido a esa experiencia.

Por ejemplo, si creciste con un padre que nunca te reconoció, en vez de pensar «No valgo porque nunca fui suficiente para él», podrías decir «Mi padre tenía sus propios problemas emocionales y no supo expresarme amor. Eso no significa que yo no valga».

Para este proceso, el apoyo de un terapeuta puede ser fundamental. No siempre somos capaces de ver nuestras heridas con claridad, y a veces necesitamos ayuda para reconstruir nuestra historia desde otra perspectiva.

Psicología para la Acción. Cómo romper el ciclo de la autodesvalorización

El primer paso para salir de esta trampa es revisar los estándares que estás usando para medir tu valor.

¿Quién dijo que un buen hijo tiene que llamar a su madre todos los días? ¿Dónde está escrito que una persona exitosa debe ganar X cantidad de dinero?

Si estos estándares solo te generan sufrimiento, es hora de cambiarlos. No tienes que demostrar nada a nadie para valer.

Algunas estrategias que pueden ayudarte:

Deja de medir tu valor por logros externos. En lugar de pensar «valgo si logro X», cambia la perspectiva a «valgo porque existo».
Cambia el diálogo interno. En vez de decir «soy un fracaso», di «estoy aprendiendo».
Rodéate de personas que te valoren por lo que eres, no por lo que haces.
Aprende a celebrar pequeños avances en lugar de castigarte por no alcanzar la perfección.

Deja de permitir que los estándares sociales, las comparaciones injustas o las heridas del pasado definan quién eres. Es hora de empezar a verte con otros ojos. Deja de buscar la perfección, no existe, no tienes que cumplir con todas las expectativas. Eres suficiente tal y como eres y tu valía te la otorga el simple hecho de existir.

Entonces ¿qué primer paso puedes dar hoy para empezar a verte con más compasión? Te sugiero iniciar por ver este video y tomar nota de alguna de las estrategias para llevarlas a la práctica.

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Firma de Marcela Gallego que habla de sentir que no vales nada

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