¿Te has dado cuenta que te comparas permanentemente con los demás? Tal vez dirás que no es cierto. Sin embargo si te observas de manera consciente durante un día te darás cuenta que todo el tiempo haces comparaciones con los otros. Ej: Este no sabe esto y yo si, no hizo esto y yo si, tiene esto y yo no, le queda mejor/peor que a mi, es más alto/bajo flaco/gordo que yo, habla mejor/peor que yo.
Cuando haces un juicio sobre alguien lo haces desde un estándar o un parámetro y el parámetro suele ser tú mismo o la idea que tienes al respecto. Por ejemplo: qué rápida es Fulanita para escribir en el ordenador; ahora bien ¿rápida con respecto a quién? Generalmlente es respecto a tí mismo o a lo que consideras es adecuado, acertado o aceptable para tí. Al compararte con Fulanita defines si es rápida o lenta de acuerdo al juicio que tienes previamente.
En las comparaciones aparacen tres elementos centrales, que si reflexionas en ellos, pueden ayudarte a ser más compasivo contigo mismo:
1. Al compararte evalúas al otro o te evalúas a tí mismo sin revisar la conveniencia o pertinencia del estándar que utilizas.
Tienes una norma, una guía, una creencia o parámetro, llámalo como quieras y es desde ahí desde donde evalúas al otro y te evalúas a tí mismo. Pero ¿sabes de dónde viene ese estándar? ¿Cuándo lo aprendiste? ¿De quién lo interiorizaste? ¿Es cómo piensa tu madre, tu padre o alguna otra persona importante para ti? Cuando eres pequeño piensas como lo haces porque lo aprendes del entorno en el que has crecido. Cuando te haces adulto es necesario revisar tus creencias y tamizar, desechar aquellas que te bloquean o paralizan.
2. Al compararte con otros estás centrando tu atención en lo que no tienes y no en lo que tienes y que puedes corregir, cambiar o mejorar.
Efectivamente es probable que tengas muchos motivos para no estar completamente a gusto. Todo lo que no ha salido como deseas, lo que no has obtenido, lo que a pesar del esfuerzo no has alcanzado. No pretendo desconocerlo ni restarle valor. Ahora bien, ¿de qué manera te ayuda llevar el foco de tu atención a lo que no pudo ser?
Existe otra dimensión de tu existencia y es esa en la que has tenido logros, haces cosas que se te dan bien, tienes habilidades, posees alguna sensibilidad particular que te hace diferente. ¿Cómo estás mejorando cada día? ¿Cómo cultivas esos recursos, dones o habilidades que posees? Te propongo centrarte en lo que puedes mejorar, cambiar, cultivar y avanzar, así cada día sientes que tienes pequeños logros que en el mediano plazo te darán una mayor sensación y poder personal y aumentarán tu autoconfianza.
3. Cuando haces comparaciones dejas de ver a la persona como un todo y no percibes lo que hay detrás de su logro. Ignoras sus errores y fracasos.
Destrás del logro que ves en tu vecino, tu hermano, tu pareja o tu compañero de trabajo es necesario que veas también todo su esfuerzo, disciplina, constancia, de lo contrario tu percepción estará sesgada y sentirás que sus resultados son producto de la buena suerte.
Qué sentido tiene compararte si nadie será cómo tú. Eres un ser único, con experiencias, conocimientos y una historia diferente que te hizo la persona que eres hoy. Y cómo nadie es como tú no tiene sentido que te evalúes a la luz de lo que son, tienen o han logrado alcanzar los otros. Compararte te desgasta, y pierdes la oportunidad de enfocarte en lo realmente importante que es definir tu propio camino, forjarlo y recorrerlo para alcanzar las metas que deseas.
Psicología para la Acción
Está claro que no es suficiente con decirlo o, en tu caso, leerlo; es necesario pasar a la acción. Por lo tanto, el primer paso es que empieces a tomar consciencia de tus pensamientos automáticos.
Te propongo este ejercicio:
1. Durante esta semana toma consciencia durante el día de por lo menos 5 pensamientos que te llevan a compararte con los demás. Si encuentras que no logras verlos, también puedes observar 5 pensamientos díarios en los que compararas a las personas entre sí.
2. Al final del día reflexiona sobre tus estándares, tus parámentros, cuáles son las ideas que te llevan a mediar o medirte de determinada manera en determinados aspectos o dominios de la vida.
a. Observa qué es lo que te preocupa o lo que necesitas conseguir al definir este estándar como lo deseable.
b. Sobre tus estándares y en relacion a tu preocupación hazte estas preguntas ¿Tienen sentido? ¿Cuándo los definiste? ¿Los definió otra persona? ¿Te ayuda en este momento de tu vida a resolver tu preocupación (punto a)?
3. Si observas que esos estándares no te ayudan o no los has definido tú mismo sino que los tomaste de otra persona, define un nuevo estándar.
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